


Cualquiera que lleva tiempo bailando en serio, sabe que la técnica y la expresión están íntimamente ligadas y no opuestas. Cualquiera que lleva tiempo en el tango se habrá dado cuenta de la importancia de la postura y la colocación, de un movimiento orgánico y armonioso, del equilibrio y la estabilidad. La técnica no significa tanto desarrollar figuras complejas con virtuosismo, sino más bien consiste en la soltura y elegancia con la que ejecutamos lo más simple; significa libertad para disfrutar más del baile – y hacer disfrutar más a la pareja; libertad para escuchar la música y bailarla; libertad para decir lo que quiero decir a través del baile. Por eso bailamos… ¿o no?
Pero ¿cómo se construye una técnica si no conozco mi cuerpo,
si no comprendo su funcionamiento,
si a veces ni soy consciente de lo que hago con mi cuerpo y cómo y porqué,
si sin darme cuenta malinterpreto muchas de las indicaciones y correcciones de mis maestros por ese mismo desconocimiento y tantos conceptos erróneos que tengo de mi cuerpo,
si adopto “malas” posturas en mi vida diaria y luego pretendo tener buena postura a la hora bailar?…
Si buscas respuestas a preguntas como estas, el Método Franklin puede ayudarte.
Story posted by: Kalina Duffner
About the author: Organiser, Professional Dancer, Social Dancer, Teacher from Seville
Published: 24 Jul 2018 @ 13:17
Last modified: 25 Mar 2019 @ 12:09
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